10/14/2010

Una palabra


Una palabra irresponsable: puede encender discordias y fuegos difíciles de apagar…

Una palabra cruel: puede arruinar y derribar todo lo que se había edificado en una vida…

Una palabra de resentimiento: puede matar a un apersona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón...

Una palabra brutal: puede herir y hasta destruir la autoestima y la dignidad de una persona…

Una palabra amable: puede suavizar las cosas y modificar la actitud de otros…

Una palabra alegre: puede cambiar totalmente la fragancia y los colores de nuestro día…

Una palabra oportuna: puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida…

Una palabra de amor: puede sanar el corazón herido. Porque las palabras tienen vida.

Son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar...

¿Cómo hablamos a los demás?

¿Qué les transmiten nuestras palabras?

¿Qué me digo a mí mismo?

¿Hacia dónde me conduce mi dialogo interno?

Jesús dijo: “Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado”

ó como diria Albita:

"De repente noto como el viento se quiere llevar mis cortinas y llenar todo el cuarto con tu presencia… con tus palabras…

Una palabra no dice nada
y al mismo tiempo lo esconde todo
igual que el viento que esconde el agua
como las flores que esconde el lodo…
*Carlos Varela


Una palabra… ésa que evito en cada encuentro… ésa que temo que un día me digas… ésa que me recuerda el viento… porque sólo me queda un pincel de palabras…"

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