Estamos a pocos días de las fiestas y como muchos se movilizaran, me apuro a desearles a todos una Feliz Navidad y Año Nuevo que los encuentre llenos de esperanzas , de deseos renovados , felices de corazón , al lado de la familia o de los seres queridos, fuertes y animados para compartir un nuevo año con todos aquellos que nos miran día a día , que nos leen y que de muchas maneras están muy cerquita .
Llegamos al fin de año, claro, como es natural es hora de reflexionar… pensar en lo bueno y malo que hicimos, en lo ventajoso y desventajoso que fue para nosotros y para los nuestros, el 2007.
No cabe duda, que el inicio del próximo año viene cargado con nuevas esperanzas, ganas y posibilidades. Diremos este 31 por la noche: es hora de enterrar lo malo que pasó, que venga el nuevo tiempo y con ella las buenas nuevas…
Replicaremos para nosotros mismos: no quiero que regrese este año, porque fue el peor de mi vida, mi trabajo, el amor, quizás la salud…no quiero que vuelva otra vez.(o quizas fue demasiado bueno)
Y nos tragaremos, al igual que las 12 uvas, el bocadillo amargo de las experiencias que no quisiéremos repetir, y que desgraciadamente regresarán algún cercano dia, porque, es ese el “chiste” de la vida: un bumerán de maldades y bondades.
En cambio, si el 2007, fue fructífero para nuestros ensueños, nos diremos mirándonos al espejo: éste fue el mejor de toda mi existencia, no quiero que termine, o en el mejor de los casos que se repita lo mismo en el 2008.
Trotaremos jalando las maletas alrededor de la “manzana”, por la vieja casa, aquella donde crecimos y de la que ahora nos mantenemos distantes; con jolgorio, le gritaremos al mundo que somos felices y queremos seguir así.
Tengámoslo en cuenta: todo gira en torno a los temores que como humanos poseemos naturalmente, el futuro es incierto; pero todos quieren, desean, procuran, luchan, para que sea promisorio.
Un nuevo año de sinceros deseos y bellas palabras y regalos, y... etc. Palabras bellas y llenas de sentido muchas veces, otras veces no tanto. La cuestión, más allá de la magia que implica contagiarse de un espíritu que más comercial que cualquier otra cosa, nos sirve para reflexionar
Podríamos reflexionar, por ejemplo, por qué buscamos culpas en el mundo externo cuando algo no funciona bien en nosotros mismos. O por qué actuamos mal y no rectificamos a tiempo. O por qué mentimos tratando de vender una imagen falsa de nosotros mismos, mostrándonos inmaculados y limpios de pecado, cuando en el fondo estamos muy lejos de eso.
Es lamentable cuando se pretende vender una imagen que no corresponde con lo que realmente eres. Que lo que tú crees que eres en tu interior no es ni una pizca de lo que en realidad llegas a ser en relación con los demás. Eso se ve a diario. Y en relaciones en todo el mundo: ricos, pobres, hombres, mujeres.
Sólo quisiera reconsideración de actitudes y errores pasados, dejarlos atrás, y listo. Gestos. Cambio de actitud. Más nada. Porque sé que errar es de humanos, y también soy un hombre que ha cometido y seguirá cometiendo errores hasta el último momento de su vida. Pero al menos estoy consciente de eso. Mis errores no se los achaco a los demás.
Aunque se diga una vez más: no hay nada más universal que el derecho humano a equivocarse. Rectificar, por el contrario, es un privilegio que muy pocos se abrogan, no un derecho de todos. Ni para todos.
Navidad: época de paz, de reflexión, de perdón... Época en la que recordamos a los que ya no están con nosotros, en la que echamos de menos su presencia a nuestro lado y les recordamos. Época de buenas acciones, en la que nos acordamos de los más desfavorecidos y esperamos comenzar el año que entra con propuestas de nuevas y buenas intenciones.
Que la Navidad no se quede en buenos propósitos que nunca llegan a cumplirse, que sirva para que todas las cosas que nos proponemos o hacemos durante estas fechas se cumplan: ese es mi deseo para todo el mundo para esta Navidad...
Quisiera enviarles mis mejores deseos para estos días y para todos los que están por venir, año tras año, celebración tras celebración. Espero que esos millones de seres humanos que pueblan el mundo puedan abrir los ojos cada día y sentirse felices por estar aquí y tengan motivos suficientes para luchar cada día por conseguir un futuro que les suponga miles y miles de sonrisas.
En fin, seamos creyentes o no, Navidad y Año Nuevo, son momentos en los que lo humano se hace más de nosotros, nos comportamos como si tuviéramos sentimientos, pensamos en el prójimo, en los nuestros… Ojalá (leí recientemente que este vocablo es antagónico a lo cristiano, pues proviene de “Ala lo Quiera”) que todo el año sea así. Sin duda, ahora más que nunca, a los humanos nos hace falta ser más humanos.
Un abrazo muy grande, para que se abriguen en estos días normalmente fríos....
Se les quiere, y eso me llena mucho.
Mil gracias...